Un lugar para perderse

Un lugar para perderse

sábado, 8 de noviembre de 2014

Recuerdos

Llegó noviembre y con él el frío llegó de repente, me heló la piel y me calé hasta los huesos... Maldito el momento  en que vi antiguas fotos, maldito el día que llovía y no tenía otra cosa que hacer que recordar.
Siempre he dicho, y siempre diré que a lo que más temo a parte de la muerte de un ser querido es a la pérdida de memoria, no a que me olviden si no que yo olvide quién soy o a quién quiero.
No sé por qué cuando me da por escribir pienso en muchas cosas y quiero que todo encaje en estas líneas, en estos párrafos. Quizás sea porque escribo, o porque cuando escribo recuerdo todo lo que quería decir, todo lo que me gustaría expresar y no puedo o no me apetece preocupar a nadie con cuestiones que nadie puede responder.

Es que hace un año era todo tan distinto, era feliz, tenía a mis amigas, las veía a diario y estábamos juntas, éramos como hermanas, ahora apenas quedamos 3, y es tan triste. Me hace replantear si yo no soy buena amiga, si no soy lo suficientemente buena para nadie, es un dolor que pocas personas sienten, o al menos eso espero, porque no es para nada agradable.
Echar de menos a esas personas y no saber si hablarles o pasar, porque por mucho que hables no sabes si algo se arreglará, porque está claro que después de todo el dolor nada será igual, y es que me encantaría volver a esos veranos todas juntas, o incluso volvería a repetir 4º o incluso 1º de bachiller con tal de arreglar las cosas.
Me replanteo si hubiese actuado de manera distinta, algo hubiese variado, como ese problema que no te sale y buscas en los datos, en los números o incluso en la propia ecuación, para averiguar dónde has fallado y cambiar el resultado, pero la vida no es tan fácil. La vida es una y hay que vivirla (típica frase que siempre te sueltan) pero es así, no hay segundas oportunidades, y si las hay eres afortunado. Quizás mi problema haya sido darles a algunas personas demasiadas oportunidades, y es que querer a alguien que no parece que le importe es duro, muy duro.

A veces me replanteo que hago aquí sola, en Córdoba, me pregunto si sirvo para esto, si conseguiré mis objetivos o si me estamparé contra el primer muro, muchas dudas tengo en mi cabeza. Encima echo tantas personas de menos, a mis padres que son los mejores del mundo, a mi hermano que no habría otro como él, a mis amigas petardas que son como mis hermanas, a tanta gente que me haría todo esto más fácil, y a mi perro que ojalá siguiese vivo para alegrarme mis vueltas a casa.
Pero la vida no es fácil, eso ya lo sé, lo he aprendido de primera mano durante estos años, los últimos al menos desde 2012, no hay un año que haya sido perfecto.

Mi deseo de 2014 fue que no perdiera a nadie, y perdí a dos amigos, se alejaron de golpe y porrazo sin apenas darme cuenta, o quizás estaba cansada de luchar contra viento y marea por una isla de mentira, por una vana ilusión en mi cabeza.

Para el 2015 pediré ser feliz yo y todos los que me rodean, porque no hay nada más importante que la felicidad, te la dé el dinero, el amor o la amistad, la felicidad es lo fundamental de la vida y sin ella estamos perdidos y esto es así.

Hoy me encuentro travalí travalé, como diría mi yo del pasado, pero espero que mañana sea un gran día.